"...
Si nos quedamos atascados en la prisión del rencor justiciero,quizás tengamos razón,pero no conseguiremos ser felices.
El hecho de que no perdonemos a alguien no le hace ningún daño, y en cambio hace estragos en nosotros,porque el resentimiento es muy perjudicial, tanto para el cuerpo como para el alma.
Perdonar significa renunciar a nuestro dolor..."
Louis Hay
Olvidar y seguir adelante con nuestras vidas,liberándonos de los pensamiento tóxicos que inspira el rencor.No dedicándole más pensamientos a re-abrir viejas heridas, porque así jamás se curan. Y sobretodo, quizás el ofensor, ya no dedica ni un minuto a recordar aquella situación, sin embargo, muchas veces el agraviado le erige "una especie de altar en su corazón". Qué desperdicio de energía.
Ejercicio:Respirar hondo y visualizar a la otra persona poniéndose cada vez más y más pequeña hasta desaparecer por completo,mientras decimos:" suelto y dejo ir ese recuerdo".
Hacerlo varias veces durante varios días, hasta sentir que vamos soltando.